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Siempre cambian mis palabras,
y sólo piensan en perjudicarme.
Se ponen a espiarme
y hacen planes contra mí;
¡tantas ganas tienen de matarme
que vigilan todos mis pasos!

Dios mío,
¡enójate con mis enemigos
y ponlos en vergüenza!
¡No los dejes escapar!

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